Os animamos a ojear nuestra memoria del año 2016. Siempre lo decimos: lo que os presentamos, no refleja más que una pequeña parte de la magnitud social de lo vivido por quienes integramos Gaztelan cada día.

Porque somos personas, en nuestra memoria vital se acumulan otras muchas dimensiones diferentes a las que nos referimos en el papel. La frustración, la vergüenza, la impotencia, la energía, la fuerza de la supervivencia, la solidaridad… No son medibles, pero son más importantes, y por eso, no debemos convertirlas en invisibles. Hablamos siempre de personas ¡no lo olvidemos!

Fundación Gaztelan desarrolla sus servicios en el contexto laboral. Un contexto en el que se inspira nuestra imagen de portada: con un mercado laboral que ofrece lo que ofrece, aunque haya muchas personas a las que no les encaja. Funciona con la lógica de que las personas deben adaptarse a él. Aquellas que no se ajustan, lo tienen muy difícil. El mercado laboral persigue sus objetivos, ajeno a los destinos truncados de cada vez mayor número de personas.

La situación este año no ha mejorado. La exclusión en la que se encuentran muchas personas se va quedando, se cronifica, sin posibilidad de salir de ella por la vía del empleo. Para dar respuesta a esta dificultad, este año hemos desarrollado un proyecto novedoso, dirigido a personas que han estado privadas de libertad. En él hemos realizado el acompañamiento de esas personas desde una perspectiva de ciudadanía, desarrollando actividades tanto en el ámbito laboral como en el social. Sus resultados han sido muy satisfactorios, pero sobre todo, para quienes han participado en él.

El carácter cada vez menos integrador del empleo en la actualidad, es algo que va cambiar nuestro horizonte social. A la falta de expectativa laboral en el corto plazo, para todas las personas, se va a añadir la exclusión permanente del mercado laboral de muchas de ellas. Es más necesario que nunca hacer frente a los retos sociales presentes y futuros, modificando las causas que generan la exclusión.

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Tantas carencias y deterioros hacen necesario un cambio en el modelo de desarrollo.

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Conscientes de la interdependencia de lo económico, lo social, lo ambiental y lo cultural, nuestro destino debe ser el desarrollo sostenible. El desafío sigue siendo colectivo, y en él debemos participar conjuntamente: las personas en situaciones de dificultad, las administraciones públicas, las entidades sociales, las empresas y toda la sociedad. Gaztelan puede ser una opción para ponerlo en práctica, a través de la colaboración en alguno de sus proyectos o servicios.

Y las personas en el centro, como actoras y protagonistas de su propio desarrollo.